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Italia se suma a la competencia en materia fiscal: llega el Flat Tax, el impuesto único para los nuevos residentes

De Chirico Plazas de Italia

Interesante medida para atraer a fortunas de países emergentes y post-Brexit que siguen considerando a Europa como un territorio estable y seguro.

Italia aprovecha la Ley de Presupuestos para introducir diferentes medidas para mejorar su atractivo como destino de la inversión extranjera y así intentar dinamizar la economía y fomentar el consumo interno.

A tal efecto, la “Legge di Bilancio” contempla un nuevo e interesante instrumento económico, denominado flat tax (impuesto a tarifa plana), un régimen alternativo con el que se permite a personas físicas no residentes que trasladen a Italia su domicilio fiscal, la opción de pagar un impuesto de importe fijo, independientemente del nivel de sus rentas.

Dicha medida, destinada principalmente a profesionales de alto perfil, inversores con elevados rendimiento y núcleos familiares de importantes patrimonios, comunitarios o no, permitirá, además de atraer a las grandes fortunas, reducir la evasión fiscal y aumentar los ingresos del Estado, también de forma indirecta.

Según el periódico italiano Corriere della Sera, esta nueva estrategia de Italia para atraer inversores y personas con un elevado patrimonio (los llamados “High net worth individuals”) ya habría provocado la formalización de 160 peticiones, un tercio de los cuales, ciudadanos británicos víctimas del Brexit.

¿Pero cómo funciona este Flat Tax?

  • Podrán optar a este régimen tributario las personas físicas (nunca empresas) que acrediten una residencia fiscal anterior de 9 años dentro de los 10 últimos, en cualquier otro país del mundo.
  • Durante un máximo de 15 años, los nuevos residentes podrán acogerse a este régimen de tributación y pagar por cada periodo impositivo un impuesto único de 100.000 euros sobre los ingresos de fuente extranjera (quedan excluidos los ingresos generados en territorio italiano y las plusvalías derivadas de la transmisión de participaciones).
  • Las ventajas fiscales pueden ampliarse a los familiares del solicitante, que podrán beneficiarse de un impuesto reducido de 25.000 euros/año, siempre que cumplan con los requisitos previstos en la Ley de Presupuestos y trasladen su residencia fiscal a Italia.
  • No importa la nacionalidad del solicitante: pueden ejercer la opción también ciudadanos italianos que, tras diez años en el extranjero, decidan volver a Italia

¿Cuáles son las obligaciones?

  • Los contribuyentes que cumplan los requisitos pueden acogerse al nuevo régimen fiscal coincidiendo con la presentación de la declaración fiscal referida al período en el que ha sido transferida la residencia fiscal a Italia, o bien durante el periodo impositivo siguiente;
  • las obtención de este régimen fiscal implica la residencia efectiva en Italia, al menos, durante 183 días al año.
  • el impuesto se liquida en un único trámite de declaración anual.

Teniendo en cuenta los niveles impositivos directos en Italia para personas físicas, las autoridades estiman que compensaría (teniendo en cuenta solo la factura fiscal) a partir de ingresos anuales de fuente extranjera superiores a 300.000 euros.

Se trata de una iniciativa más (y seguro que no es la última) en una Europa que, a pesar de predicar la armonización fiscal, busca en paralelo incentivos especiales para atraer capital exterior, residentes con fortunas y dinamizar la economía y el consumo, especialmente, en bienes y servicios destinados a un mercado medio-alto.

 

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